viernes, 26 de diciembre de 2008

MOVIMIENTOS

Movimientos?

Releyendo la biografía de Miles Davis, recuerdo aquél café que tomamos con Oscar hace ya algunos años. Era sobre todo y ante todo, psicoanálisis y jazz.

Ahí comenzamos a pensar las analogías posibles entre ambas prácticas. O debería decir movimientos queriendo decir articulaciones?

Algunas de las que encontramos en ese café trasnochado:

- En primer lugar tanto el psicoanálisis como el jazz, surgen en el mismo tiempo, a principios del siglo pasado.- La improvisación. En las sesiones de jazz, cuando se pone en juego esta práctica, es creación pura. De ahí que en jazz se dice que el tema es la versión, no hay un mismo tema interpretado dos veces del mismo modo, nunca. En la sesión analítica tampoco, el acto analítico es ahí, en acto, en transferencia, no es una historia clínica, es inventiva, es singular, sin par, única.

Y ahí aparece de nuevo Miles Davis, con su estilo, el usar los silencios, el negro dijo: El silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos.

Acaso cuando alguien está en análisis el silencio no tiene sentido? Acaso no es ese un momento crucial en el puro bla bla del sentido? Acaso el silencio del analista, no le hace ruido al analizante? Acaso su propio silencio no es insoportable para el?

En ambos casos hay, entre los protagonistas, un acuerdo racional mínimo, luego la asociación libre, que sabemos no lo es tanto, como tampoco son libres las improvisaciones en las sesiones de jazz.

Y así estuvimos, largas horas, desmenuzando estas historias.

Todo empezó porque mi amigo Oscar era un aficionado al cine y a la fotografía, y en esa época al psicoanálisis. Había vivido 20 años en París, luego de un breve paso por el exilio mexicano. Allí, luego de trabajar como fotógrafo, periodista y haber, entre tantas otras cosas, entrevistado a Juan Gelman -yo no creí esto hasta que vi., en un libro de antología, la referencia al reportaje "Penurias en el exilio y locuras en el país" en revista Kosmos, N° 16, Bs. As. 1983.”

Se sorprendió mucho cuando le mostré el libro, él no le había dado casi trascendencia pero yo si se la había dado.

También me contó en un viaje algo increíble que hicimos una noche a Isla Verde, las penurias que había pasado en México, sin trabajo ni dinero, con su mujer y una hija de un año, y de como se salvó una vez que fue secuestrado. Lo llevaron a un descampado unos tipos revólver en mano y, mientras gatillaban en falso sobre su cabeza y se reían, le dijeron que caminara y no se diera vuelta. Y de como esperaba el sonido de las balas, y su final. Y luego dijo “si estoy contándote esto es porque eso no sucedió”.

Luego de que algunos intelectuales argentinos exiliados le salvaran la vida dándole trabajo como fotógrafo, entre ellos Carlos Ulanosky, Noé Jitrik y el viejo Rodolfo Puigrós. Que entre otras oportunidades, le encargaron pactar una entrevista a julio Cortázar que no pudo concretarse. El escritor había viajado a Bs. As. (en ese recordado retorno sin gloria pos dictadura) y ya no regresó. Falleció al poco tiempo.

Lo que más me impresionó de la vida de Oscar fue lo que me contó en ese viaje en auto por una ruta oscura y desierta, él manejando con la conducta europea, que me irritaba un poco, fue la respuesta a mi pregunta de porque se fue a París cuando ya se había establecido en México. Dijo: “porque seguía leyendo a Lacan y no lo entendía bien, y me dije: a esto hay que leerlo en francés!!!” y más sorprendente aún fue cuando dijo que los franceses no le parecieron descorteces ni fríos ni nada de ese mito latinoamericano. Él decía que era la angustia de la desolación de los exiliados que hablaban así, porque él había ido a ellos, se había abierto a los franceses, y no esperaba nada a cambio, solo instalarse, trabajar y leer a Lacan. Y lo consiguió. En ese viaje, comenzó a poner música de él por primera vez, es decir, lo que escuchaba en París. Y entre varios autores franceses que me sonaron horribles, puso a Lou Reed, y luego el golpe de nocaut, Miles Davis, y creo que no casualmente mientras el negro sonaba nosotros hicimos un largo silencio.

Otra vez el silencio que contagia.

Por eso ahora mientras releo la biografía de Miles, y tampoco no casualmente, me acuerdo de Oscar. Este mismo año que ya se termina, yo esperaba en un café de córdoba entre sesión y sesión de mi análisis extraviado en mis pérdidas y mirando el bloque de gente que pasaba por la vereda, creí verlo pasar.
Cuando pude reaccionar salí a la calle a buscarlo y no lo encontré, fue muy extraño estar mirando gente sin mirar y en la multitud pasa un flaco muy canoso -mucho más que en aquella época de mis recuerdos-, muy narigón, con mucha pinta de francés, desgarbado y elegante, no se como describirlo.
Tampoco se como pero supe que era él, cuando no tenía ninguna noticia de que estuviera en el país. A los pocos meses, en Villa María me entero de la peor noticia, Oscar había fallecido en un hospital de la ciudad de Córdoba. No lo sabía y ya era tarde. También supe que internado en terapia preguntó por mí.
Tampoco es casualidad que lo extrañe mucho en este tiempo. Tiempo difícil para hablar con la gente. He conocido muy pocas personas que disfrutan del arte de la conversación, de pasar el tiempo hablando y que, en el mismo momento en cualquier momento, surja algo creativo, algo que nos deje pensando o inventando algún proyecto, como aquel de la convocatoria lacaniana de Villa María.

Todos los encuentros con Oscar fueron así, plenos, ricos, fructíferos, aún por inútiles, por el puro placer de la conversación.

Cuando uno mira hacia atrás, y ve los restos de las personas que marcaron nuestra vida de alguna manera, Oscar fue uno de esos tipos que tuvo y tiene que ver con mi vida.

Y vuelvo a decir movimientos.
Gracias Oscar. A tu salud!!!
In memoriam Oscar Paoloni

IT NEVER ENTERED MY MIND. MILES DAVIS

bajan. ceratti-spinetta

BAJAN


Tengo tiempo para saber si lo que sueño concluye en algo.
No te apures ya mas, loco, porque es entonces cuando las horas
bajan, el dia es vidrio sin sol;
bajan, la noche te oculta la voz.
Y, ademas, vos queres sol, despacio tambien
podes hallar la luna.
Viejo roble del camino, tus hojas siempre se agitan algo.
Nena, que bien te ves cuando en tus ojos no importa si las horas
bajan, y el dia se sienta a morir;
bajan, la noche se nubla sin fin.
Y, ademas, vos sos el sol,
despacio, tambien, podes ser la luna...

Luis Alberto Spinetta

lunes, 22 de diciembre de 2008

Natividad.

Nace un dios. Otros mueren. La verdad / No viene ni se va. Cambia el error.
Tenemos otra eternidad ahora.
Era siempre mejor la que ha pasado.
Ciega, labra la ciencia estéril gleba.
Loca, la fe en su culto vive un sueño.
Un nuevo Dios es solo una palabra.
No busques, no des fe. Todo esta oculto.[1]

[1] Poema de Fernando Pessoa, en traducción de Octavio Paz.



Navidad.

Ni aquí ni ahora. Vana promesa.
De otro calor y nuevo descubrimiento.
Se deshace bajo la hora que anochece.
¿Brillan las luces en el cielo? Siempre brillaron.
De esa vieja ilusión desengañémonos:
Es día de navidad. No pasa nada.[1]

[1]José Saramago