miércoles, 28 de marzo de 2012

El libro de Manuela



Mi hija menor va a cumplir seis años, todavía no sabe leer, le pone mucha voluntad, esta en el borde del discurso leído, la estocada final de la cultura. Esta en ese momento único de curiosidad por lo que dice cada palabra que lee.
Ella creció entre libros y la tecnología más elemental que hoy existe en cualquier hogar medio, celulares, notebook, pc, televisores de distinto tamaño, reproductores de dvd, etc.
Cuando imita el acto de leer, se lleva a la cama el libro más viejo y roto que existe en la biblioteca de su casa donde en promedio hay más libros que juguetes.
En este mismo momento en que yo incorporo el e-readers para leer libros electrónicos, ella encuentra fascinación en la manipulación de ese libro. Lo marca, lo escribe, lo pinta y cuando se esta durmiendo pide un señalador que ella decoró y dice, “sigo mañana porque ahora tengo mucho sueño” y me indica, ¡No me pierdas la marquita que después no se por donde voy! Para ella lo nuevo es ese libro.
Ella sigue investigando ese objeto extraño con olor a viejo, deshojado y yo tratando de acceder al nuevo soporte de lectura. En ese acto nos igualamos ante la novedad. Ah! esa situación en mi diccionario se llama, destello de felicidad.