miércoles, 22 de septiembre de 2010

¡Dios ha muerto! Mi hija dice que no




Hace unos días atrás escribí una pequeña anécdota cotidiana sobre el ingreso de dios en el universo de un niño, que no casualmente es mi hija. Se lo pase a un amigo para intercambiar algunas figuritas al respecto. El resultado, son sus reflexiones sobre este asunto (que les recomiendo especialmente) publicadas a continuación del relato anecdótico.



¿Papá, no dicen que dios esta muerto? Así arrancó Carmela, mi hija al borde de sus 7 años, cuando detuvo su marcha frente a una de mis bibliotecas. Y en el tiempo cronológico que lleva la pausa de la coma, entre esa pregunta y la segunda que venía a cuenta, a mí me atravesó una ráfaga de posibilidades de cómo se le acababa de ocurrir semejante pregunta, y al mismo tiempo pensé, si pensé, juro que pensé una posible respuesta. Pero en ese brevísimo y eterno momento que impone la coma, me espetó su argumentación de la pregunta. Si papá, dicen que dios esta muerto y es mentira. El martillazo de Nietzsche me dije, ya está, ya le estuvieron hablando del asunto. En la escuela no puede ser, es laica y bastante progre, al menos para el contexto de esta ciudad. La lista de los posibles predicadores es larga, abuelos, amigos, padres de amigos, televisión etc. Pero era inútil seguir con las hipótesis, había que hacer algo, lo más coherente en ese caso, lo que casi siempre habría que hacer tratándose de la educación de los hijos, (ahora que lo escribo me parece que no es así), debía haber sido seguir escuchando en lugar de hacer intervenir todos mis fantasmas. Y continuó, es mentira que está muerto porque acá tiene los ojos abiertos, Mira. Y miré, y me tranquilicé. Creo. En el lomo de una biblia de pésima calidad que convive en una parte de mi biblioteca, relegada con otros libros de poca monta, aparece el rostro de Jesús como si fuera el autor del best seller. Para intentar ser más preciso, no me tranquilizó descubrir de donde venía ese razonamiento deductivo, perfectamente válido a su edad, porque si bien ella me señalaba eso como una prueba irrefutable de una mentira existencial, esperaba una respuesta de mí. Y no la tuvo, titubeé como el que es afectado por un inminente ataque cerebrovascular. En el medio de los extravagantes argumentos que intenté esgrimir, ella siguió caminando y diciendo, ¡viste que es mentira! se puso a cantar y siguió jugando sola, y yo hablando solo. De lo poco que recuerdo de mi respuesta, era que a cada cosa que decía, efectivamente la complicaba mucho más. Lógicamente, así es con un niño, ellos hablan desde el lugar de verdad, y nosotros los adultos, creyendo que sabemos lo que decimos, o peor aún, que tenemos ciertas certezas, hablamos desde un lugar inconsistente, lábil, la mayor de las veces de puro sentido común. Bien, así de simple se derrumban todas las certidumbres. En un instante somos pura perplejidad. Surge allí, a veces, un impulso que intenta llenar con sentido el vacío existencial, eso que tan bien hacen las religiones.
No señalo esto para decir que esa pregunta me volvió creyente, no. Simplemente, me parecía que para padres no creyentes era más fácil hablar con los hijos sobre la existencia de dios, porque se le responde que creemos en el otro cuento que relata la ciencia. Parece, no solo por ese breve acontecimiento, sino por innumerables momentos del estilo, como cuando se murió su amiguita luego de desangrarse en un hospital en una larga agonía, y hay que responder con sentido a eso. ¿Sabes que papá? Papá Noel le va a dejar juguetes a todos los niños, menos a la Almendra, que no está en su casa. Por esos momentos es que advierto que para padres creyentes este aspecto existencial o metafísico les resulta más llevadero, tienen la respuesta a flor de labio, inmediata. Siempre una respuesta, siempre el sentido a todo.
Para los niños, esos instantes de preguntas lógicas y cotidianas, transcurren en un instante en apariencia fugaz, para nosotros es un universo de interrogación. De eso quizás se trata la educación de ellos a nosotros, con su lógica cada vez que nos interpelan generando esos huecos de inconsistencia que permiten que seamos torpes, frágiles para transmitir una verdad. En esas fallas ellos se salvan de nuestra locura.

Ribo. 22 de Setiembre. 2010.



¡CLARO QUE DIOS NO HA MUERTO!
SAMUEL WHITE

- Sobre el martillazo de Nietzsche ahora puedo decir que este pedazo de animal filosófico -uso animal porque la filosofía le estaba dada-. Era un don del cual disponía así como nosotros respiramos. Y no pudo ver venir el único martillazo que lo terminó sacando de juego: la familia. Tanto es así que, aún disponen de sus papeles y no podemos ver los textos completos que han sido cuidadosamente tachados. La familia no suelta los originales.



Sobre el Arte Religioso

Estos tipos se las han ingeniado para que consumamos eso con la excusa de que el arte es solo arte y eso lo hace universal y, por ende, carece de ideología. De todos modos entiendo que no es nada fácil mantener esto ya que uno está bañado en el discurso y la religión, lejos de retroceder, goza de muy buena salud.


- Un detalle es la cara de sorpresa de las madres cuando les digo que dejen que los chicos se angustien. Incluso traducido para que se entienda: “dejálo que venga” hacéle el aguante hasta que no de más y largue el rollo. Les cuesta horrores para no decir que, directamente, no pueden hacer eso. Salen a la carrera y piden: dame esa angustia para acá dejá que mama te la lleva. He llegado a pensar que los bomberos voluntarios fueron inventados por las madres.


Una posible definición de inteligencia es la suma de todos los obstáculos que pudo sortear sin ayuda. Eso y la bendita paranoia claro. Un chico satisfecho es lo contrario a la inteligencia. A veces le nacen hermanos, pero no hay que esperar que eso resuelva las cosas.


- Con respecto a la supuesta confrontación de discurso religioso versus científico observo acá que los pastores evangelistas ya están usando eso haciéndose los piolas: ustedes son de la ciencia nosotros somos de dios o sea todo bien hermano podemos convivir los dos yo en mi kiosco vos en el tuyo.

Pero no hay compatibilidad posible entre uno y otro. El viejo Klimosky decía que la pregunta era: “porque ahí donde debería haber nada hay algo?” y la respuesta para mi es que la vida es terriblemente complicada, que no hay nada atado en nada que la persona que más querés cruza la calle y la mata un auto y, en definitiva, todos -puse todos- necesitamos agarrarnos de una puta certeza para seguir viviendo. A veces la vida te viene cagando a palos y parece que no se va a terminar nunca. Y, como la humanidad nos implica, es mucho pero mucho más cómodo dejarle la responsabilidad a una instancia pongámosle superior que sirve tanto para un zurcido como para un fregado.



Hay una relación tan estrecha de la iglesia con la fábula que te recomiendo un libro aparecido hace poco: Se llama Historia universal de la infamia científica de Matías Alinovi. Habla de algunos fraudes famosos y no resulta para nada sorprendente ver que en ellos participa un hombre de la iglesia que, para que el sombrero entre en la cabeza, no duda en limar o agrandar la cabeza. Así lo han hecho toda la vida. La obra de dios así lo requiere y justifica una mentirilla por aquí y otra por allá para que todo siga en su lugar.

Dios está en el inconsciente en la roca misma de la castración. Todos estamos atados a eso y desanudarlo nos lleva la vida.

22 de Setiembre de 2010

miércoles, 15 de septiembre de 2010

EL PEZ EN BICICLETA


EL PEZ EN BICICLETA

Miguel Benasayag - Edith Charlton

(capitulo XV del libro: Crítica de la Felicidad)




L' amour... toujour l'amour. Estas líneas están escritas en Francia, tierra identificada, con razón o sin ella, con el amor, ese extraño fenómeno designado por Alain Badiou como una de las cuatro proceduras genéricas (las otras son el matema, el poema y la invención política,) (1). Después de todo, ya se sabe, del lado de la felicidad, con amor y agua fresca todo va bien(*), incluso en el país del camembert. A pesar de largas y serias investigaciones, no hemos podido descubrir aún el porqué del agua fresca.
Si es cierto que existe una figura de la totalidad totalizante, de la armonía pastoril cristalizada, ella es exactamente la que evoca el significante "amor". Cuando decimos "amor", no hemos dicho todo, lejos de ello; sin embargo, la mayoría de las veces, no queda nada por decir, excepto agua fresca, ¿por qué será?. Corriendo el riesgo de caer en una herejía más, trataremos de decir algo acerca del amor.
La condición amorosa, con todas sus imágenes cercanas a un autismo romántico, remite tanto a los hombres como a las mujeres a una subjetividad muy particular, en la que se fusionan de manera imaginaria, permanente y armónica con otro ser que los comprende (comprende todo, por supuesto), los envuelve, los protege, los estimula... Ying y Yang, Juan y María... La enfermedad amorosa nos da la ilusión de un cotidiano mágicamente transformado: me pongo las medias, María está ahí; ella se cepilla los dientes, Juan está ahí. ¡Qué bárbaro! Al amor a primera vista, mientras se trata de una metáfora, todos conseguimos más o menos superarlo, porque a lo cotidiano transformado por el amor le siguen días posteriores en que María pierde lentamente sus poderes.
Nuestra sociedad de la mercancía y del espectáculo ha hecho del amor una super-mercancía descartable. Todo tiene que ocurrir en la estupefacción del consumidor encantado, pero nuestra sociedad digiere rápido. Sabemos todos, gracias a fabulosas herramientas tales como la televisión, de qué modo enamorarse, reemplazando, por ejemplo, el agua por la Coca-Cola, cómo vivir un amor a primera vista embriagado por su perfume(**),cómo declarar su amor con un diamante ... (***). El agua fresca, prótesis indispensable para el acontecimiento amoroso, es alegremente reemplazada por otros productos menos acuosos y más caros según el antojo de nuestros publicitarios, esos gangsters de nuestra época.
Pero dejando de lado las bromas, "una mujer sin un hombre es como un pez sin bicicleta": este bellísimo slogan elaborado por las "hermanas" del movimiento feminista nos permite escribir algunas palabras más allá de toda armonía pastoral amorosa. Nosotros pensarnos que hay que atreverse a deconstruir radicalmente y sin concesiones estas visiones unidimensionales y estériles de un amor-armonía, de un encuentro perfecto que responde a no se sabe qué correspondencia cósmica capaz de producir un todo.
No, no se trata de un enchufe eléctrico ni de una sabiduría cualquiera de la naturaleza, que determinaría una línea unívoca y sin ruptura del género. ¿Has visto, hijo mío?, las moscas van con las moscas, el gallo con las gallinas, el vecino con la vecina... El amor tiene más que ver con un pez muy original al que le gusta una bicicleta y con una bicicleta que sueña con vivir con un pez. Ni armonía, ni encaje, ni correspondencia, simplemente, tal vez, admiración.
"La admiración, según dice Luce Irigaray, esa pasión que no tiene ni contrario ni contradictorio, y que siempre es por una primera vez. Así, el hombre y la mujer, la mujer y el hombre están siempre una primera vez en el encuentro porque son insustituibles el uno con respecto al otro. Jamás estaré en el lugar de un hombre, jamás un hombre estará en mi lugar. Cualesquiera que sean las identificaciones posibles, jamás ocupará uno exactamente el lugar del otro -son irreductibles uno con respecto al otro" (2). Imaginemos la sorprendida admiración entre un pez y una bicicleta. La bicicleta no creo que este ser tan raro, sin piernas ni brazos, sepa hacerla andar como se debe y, por su parte, el pez no ve en la bicicleta una buena herramienta para ir a su trabajo de pez.
La frase del discurso amoroso está enunciada por Jacques Lacan como: "Te pido que rechaces lo que te ofrezco porque no es eso..." Nunca es eso y, sin embargo, no podemos impedimos ofrecer nuestro amor. Para que el amor no tenga la cara de una botella de Coca-Cola, es necesario poder identificar el vacío, la fisura o la ruptura de un acuerdo entre dos seres que podrán decir de la armonía: "No es eso."
Frente a su mutua incapacidad para convertirse en la herramienta del otro, el pez y la bicicleta tienen la posibilidad de construir a partir del vacío una relación de admiración y de fidelidad llamada amor. Fidelidad entre un pez y una bicicleta podría querer decir no tomar al otro como objeto en un "salto del intervalo", respetarlo y admirarlo como quien sigue siendo otro con el pasar del tiempo. Ser fiel, para la burguesía, significa gozar del otro en su consumo y su digestión hasta que el otro entregue su alma, que ya no tenga secretos, tanto de profundidad como de libertad. En la felicidad mercantil, fidelidad significa encarcelar al otro, amor bancario en que uno invierte parte de su capital en alguien y el resto en otra persona...
Que no se trate de un enchufe eléctrico, que a pesar de la "buena" voluntad del sexólogo todo no ocurra como entre los hipopótamos, también quiere decir que, mientras el amor entre un pez y una bicicleta esté fundado en la ética y la admiración, no habrá aberración ni perversión, ni "mala elección de objeto", en una palabra, no habrá patología. Entre pez y bicicleta, incluso entre varios, todo está permitido.
"La palabra fidelidad, escribe Alain Badiou, remite con claridad a la relación amorosa, pero yo diría que es más bien la relación amorosa la que remite, en el punto más sensible de la experiencia individual, a la dialéctica del ser y del acontecimiento, cuya fidelidad propone un ordenamiento temporal. En efecto, está fuera de duda que el amor, lo que se llama amor, se funda con una intervención y, por lo tanto, con una nominación, en los parajes de un vacío convocado por un encuentro" (3).
El acontecimiento amoroso, tratado como tal por Badiou, tiene sin duda que ver con la "verdad", la "verdad" que plantea un indiscemible, haciendo un agujero en lo cotidiano, en el saber (hacer) cotidiano. Frente a este punto de vacío se requiere la ética, porque en ese momento de ruptura de lo cotidiano que constituye el acontecimiento del encuentro amoroso, los hombres y las mujeres tarnbién pueden aplastar lo que hay de nuevo en este encuentro transformándolo en una "aventura" o, peor todavía, en un casamiento. Desde el principio son infieles, no en el sentido burgués de engañar a su pareja, sino infieles al acontecimiento, a la singularidad del acontecimiento.
Dicen que las cigüeñas son monógamas; en cambio, los gorilas aparentemente no lo son, ¡bagatelas! Ni las cigüeñas ni los gorilas, ni siquiera los hipopótamos pueden hacer de otro modo lo que hacen. Para ellos, la imagen que se impone es la de un ciclista en perfecta armonía con su bicicleta, o la de una horma con su zapato.
En las relaciones amorosas que intentan existir más allá de las leyes de la mercancía, todo queda por construir en un juego arriesgado, juego de fidelidades múltiples. Pero sin duda, como lo dice Luce Irigaray, se trata para la mujer de amarse a sí misma (nosotros diremos ser fiel a sí misma) para poder amar a otras mujeres u hombres. Con agrado incluimos en esta opinión a todos los peces y bicicletas que se lanzan en la aventura amorosa.




Notas:
(1). Alain Badiou, Manifeste pour la philosophie, Le Seuil. Paris, 1989.
(*) Hemos optado por dejar la expresión francesa Vivre d'amour el d'eau fraîche, cuyo equivalente en castellano es Amor, pan y cebolla, debido a las numerosas y precisas referencias que de ella hace el autor a lo largo de este capítulo [N. del T.]
(**) Coup de foudre, cuyo significado en castellano es "amor a primera vista", es también el nombre de un perfume [N. del T.]
(***) Comment déclarer son amour avec un diamant: referencia a una publicidad francesa para la promoción de diamantes [N. del T.1]
(2). Luce Irigaray, Ethique de la différence sexuelle, Ed. de Minuit, Paris, 1984, p.20.
(3). Alain Badiou, L´ Etre et l' Evénement, Seuil, Paris, 1988, p. 257

sábado, 11 de septiembre de 2010

Paul Valéry


Cada palabra, cada una de las palabras que nos permiten cruzar tan rápidamente el espacio de un pensamiento, y seguir el impulso de la idea que se construye por sí misma su expresión, me parece una de esas tablas livianas que se ponen encima de un pozo, o sobre una grieta de montaña, y que soportan el paso del hombre en movimiento ágil. Pero que pase sin pesar, que pase sin detenerse –y sobre todo, ¡que no se divierta bailando sobre la delgada tabla para comprobar su resistencia!...El puente frágil de inmediato se tambalea o se quiebra, y todo cae en las profundidades.(*)


* Fragmento de: Poesía y pensamiento abstracto. De Poe a Mallarmé. Ed. Cuenco de Plata. pág. 234

jueves, 2 de septiembre de 2010

El hombre de los ojos bonitos. BUKOWSKI




POEMA ORIGINAL


The Man With The Beautiful Eyes

When we were kids there was a strange house
all the shades were always drawn
and we never heard voices in there
and the yard was full of bamboo
and we liked to play in the bamboo
pretend we were Tarzan
(although there was no Jane)
and there was a fish pond a large one
full of the fattest goldfish
you ever saw and they were tame.
They came to the surface of the water
and took pieces of bread from our hands.
Our parents had told us:
"never go near that house"
so, of course, we went.
We wondered if anybody lived there.
Weeks went by and we never saw anybody.
Then one day we heard a voice from the house
"YOU GOD DAMNED WHORE!"
It was a mans voice.
Then the screen door of the house
was flung open
and the man walked out.
He was holding a fifth of whiskey in his right hand.
He was about 30.
He had a cigar in his mouth, needed a shave.
His hair was wild and uncombed
and he was barefoot.
In undershirt and pants
but his eyes were bright
they BLAZED with brightness
and he said,
"hey, little gentleman,
having a good time, I
hope?"
Then he gave a little laugh
and walked back into the house.
We left, went back to my parents yard
and thought about it.
Our parents, we decided
had wanted us to stay away
from there because they
never wanted us to see a man
like that,
a strong natural man with beautiful eyes.
Our parents were ashamed that they were not like that man,
thats why they wanted us to stay away.
But we went back to that house
and the bamboo and the tame goldfish.
We went back many times
for many weeks but we never saw or heard
the man again.
The shades were down as always
and it was quiet.
Then one day as we came back from school
we saw the house.
It had burned down,
there was nothing left,
just a smoldering twisted black foundation
and we went to the fish pond
and there was no water in it
and the fat orange goldfish were dead
there, drying out.
We went back to my parents yard
and talked about it and decided that
our parents had burned their house down,
had killed them had killed the goldfish
because it was all too beautiful,
even the bamboo forest had burned.
They had been afraid of the man with the beautiful eyes.
And we were afraid than that all throughout our lives
things like that would happen,
that nobody wanted anybody
to be strong and beautiful like that,
that others would never allow it,
and that many people would have to die.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

AL TIPO QUE LEÍA LLORANDO FRENTE AL MAR


El 31 de Diciembre de 1990 estaba esperando año nuevo por primera vez fuera del país. Estaba en la costa chilena (en esa especie de 3x1 de esa época). Tenía la costumbre de leer los diarios de Argentina por la tardecita, todavía no existía en el consumo masivo ese maravilloso invento de internet. Se conseguía a más o menos 6 o 7 veces su costo, Pagina/12, La Nación y Clarín. Unos amigos del periodismo que vivían conmigo en Córdoba, me habían orientado a leer Página/12, con los ojos del nuevo periodismo, y ya se me había hecho hábito desde el año 1988. En la playa, tenía una especie de vecino argentino que también leía los diarios de Bs As, él los leía a todos, a mí me resultaba un lujo demasiado caro, asi que recurría a su amable préstamo editorial. La tarde del 31 de Diciembre, cuando me acercaba a manguearle el resto de los diarios, (yo aún no había comprado el mío) lo encontré solo, con el diario en sus manos, mirando el mar y con lágrimas en los ojos. No me atreví a interrumpir. Me quedé a una prudencial distancia, para que no adviertiera mi presencia. No puedo precisar ahora que tiempo transcurrió, pero se hizo de noche, y no me atreví a acercarme. Yo me volví al hotel y pase por el kiosco de siempre a buscar Página/12, Cuando vi la tapa, creo que comenzaba a entender. Ese extraordinaria diseño de tapa era una métafora de lo que comenzaba en la argentina, algo se acababa de romper, hacía referencia al indulto otorgado por el entonces presidente Menen, a los responsables de la dictadura más cruenta en la historia de este país.Empezaba la década más infame de la historia argentina.

Hoy los indultos son nulos. Se reglamenta la ley de medios. Se denuncia a papel prensa. Volvió la discusión política. Las minorías tienen más derechos. Se empezaron a repatriar científicos. La corte suprema es la más prestigiosa en muchos años. El Estado empieza a recuperar su lugar. Las heridas de la dictadura y de la década del 90 son tan profundas, tan crueles, que hoy gran parte de la clase media, (quizás la de siempre) reacciona contra el estado y defiende ciegamente los monopolios de mercado. mucha gente asumió el cambio de identidad, de ciudadano a consumidor. Reniegan, parecen desconocer que a los administradores del estado se los renueva con elecciones. En cambio Sobre las políticas de los monopolios de empresas privadas no tiene defensa. Hoy la ley de medios tiene plena vigencia, la verdad, no es para distraerse en festejos. Es para estar atentos, a partir de hoy, puede pasar cualquier cosa.

Ojalá sigamos debatiendo y eligiendo. Tengo la sensación que estamos empezando a discutir de cero la democracia. ¿Que significa Estado?, ¿Libertad?, ¿Derechos y obligaciones de ciudadanos?, ¿ libertades y derechos de consumidores?. ¿Libertad de mercado?, ¿Libertad de prensa?, ¿libertad de opinión?. No es poco.

Las incidencias más profundas en la subjetividad, que dejó la década del 90, me parece que se manifiestan en la idea de Estado. Para mucha gente, es muy complicado entender que significa todos. Ante lo único que somos, o deberíamos ser iguales, es ante la Ley. El estado es la representación de Todos los ciudadanos, y todos, significa entre tantas cosas, todos diferentes, distintos, distintas vidas, ideologías, prácticas, formas de goce distintas, pero con los mismos derechos.

Todos tenemos las mismas urgencias en los reclamos al Estado. Esto se puso de manifiesto en la última discusión sobre matrimonio igualitario, donde muchas personas, aún, muchos intelectuales en franca oposición al proyecto, fundamentaban su postura diciendo, ¿cuál es la urgencia? yo me pregunto: ¿Qué significa esa pregunta? , si no es tú urgencia, la de los otros, o algunos otros, o algunas minorías ¿no tienen derecho a la urgencias? ¿De todos modos, solo hay que legislar las urgencias? ¿Qué urgencia tiene el que se quiere casar con alguien que ama? Personalmente le diría, ¿Qué haces? ¿Che, queres los derechos de la sociedad que te excluye? ¿Queres vivir como ellos? problema tuyo! A mí me parece más interesante la posición Queer, pero es una opinión personal sobre una manera de ver el mundo, y no excluye que todos tengamos los mismos derechos. Todos con los mismos derechos. No parece tan difícil de entender, y sin embargo es el gran asunto de la convivencia humana. La diferencia.

Muchos ciudadanos se enteraron por esos días, que muchas organizaciones civiles y ONGs, hacían años que estaban peleando por sus derechos, que también son los de todos. Quienes más se opusieron a esa Ley, por supuesto fueron las instituciones religiosas, fundamentalmente, la iglesia católica, que nunca comprendió, (aunque no se trata de comprensión, sino de lucha de poder) que el Estado nos representa a todos, no solo a los católicos. Quizás como culmina la nota editada en el último número de Le Monde Diplomatic, edición del cono sur, Fortunato Mallimaci, “… Hoy el país democrático está poniendo las cosas en su sitio con los juicios a los responsables y restableciendo la verdad y la memoria. Con la reciente aprobación de la ley de matrimonio igualitario y durante el mayor período de democracia efectiva que conocen la República y la sociedad argentina, ¿el poder católico se habrá debilitado?...” (1)

Hoy, con las noticias de la vigencia plena de la ley de medios, por un lado, y la nulidad de los indultos a Videla y Massera, publicada en La Nación por otro, Sin ninguna duda tenemos un país mucho más justo y democrático que aquél fin de año de 1990, en los que no volví a ver al tipo que lloraba frente al mar. Ojalá hoy siga leyendo los diarios, ojalá hoy este llorando de nuevo.


Ribo. 1 de Setiembre de 2010


(1) Al César lo que es del César. Fortunato Mallimaci. Le Monde Diplomatic. Ed N° 134 agosto 2010. Pag 7.