martes, 24 de agosto de 2010

Genealogía del cuerpo erótico ¿natural, artificial?

Alberto Sladogna
23 de August, 2010 -


Si por azar no mirara desde una ventana a los hombres que pasan por la calle,...no dejo de decir que veo hombres,... sin embargo, qué veo desde esta ventana, sino sombreros y abrigos. René Descartes

Una cotorra estaba enamorada de Picasso se veía en la manera con la que le mordisqueaba el cuello de su camisa y las solapas de su chaqueta. [Ella] estaba... enamorada de lo que es esencial al hombre, a saber su atuendo. Esta cotorra era como Descartes, para quien los hombres eran unas vestimentas paseándose. J.Lacan

La semana pasada en México asistimos a un acto surrealista inesperado: un fallo de la Corte Suprema de Justicia declaró constitucionales las leyes del D.F que permiten casamientos y adopciones sin exclusiones. Se reitero una afirmación de André Breton: México es "el lugar surrealista por excelencia" (en http://bit.ly/bsen2Y ). Breton fue un destacado dirigente del movimiento surrealista.

El componente performativo del fallo va más allá de la verdad o de la mentira de quienes lo emitieron, va más allá de sus posiciones ideológicas y de sus fallos previos. Performativo: hace cosas con las palabras. Las reacciones de funcionarios de la Iglesia ante ese dictamen lograron convocar a una extraña polémica: es raro, ellos no invitan a ninguna discusión, solo promulgan ucases; es extraño, sus declaraciones reputadas como retrogradas se convierten en los principales actores de la escena nacional, dictan y confeccionan la agenda de los temas de interés.

Ese debate opaca aspectos desatados por la resolución jurídica: el surrealismo de la condición erótica y sexual de los humanos. La polémica con funcionarios eclesiásticos acrecienta ocultando la opacidad.

El paisaje humano: condiciones

René Magritte pintó La condición humana. Un cuadro que muestra un cuadro frente a una ventana que deja ver un paisaje que a su vez está presente también en un cuadro que está ubicado dentro del cuadro. Esa pintura interroga nuestra relación con la condición humana: no hay acceso directo a la realidad del paisaje.

Ante esa pintura se exclama ¡Pero, esto no es un paisaje!; ¡Esto no es un cuadro! El cuadro disimula un hecho: solo hay acceso a la realidad, no hay relación directa. La realidad de la condición humana es el acceso artificial a ella. El acceso está construido, no es universal, no está fuera de la historia, no está fuera del observador que la observa; el observador es parte de esa realidad, no es neutro ni ajeno ni objetivo. El que parte y reparte, dicen, se queda con la mejor parte.

Esa pintura sobre realista: un cuadro que contiene un sobre de una ventana con un sobre abierto --las cortinas recogidas- que contiene un sobre de un cuadro --un tripie sostiene la tela- que contiene un sobre con un paisaje. La obra de Magritte se asemeja a la estructura de esas muñecas rusas: una muñeca dentro de otra muñeca que está dentro de otra muñeca que contiene a otra...al final no hay nada más que un vacío, un agujero. En el vacío del agujero se construye el artificio de la condición erótica del humano.

Antoine Tudal en París en l'an 2000 escribió:

Entre el hombre y el amor,

Hay la mujer.

Entre el hombre y la mujer,

Hay un mundo.

Entre el hombre y el mundo

Hay un muro.

El poeta señala el muro que separa y reúne, que reúne separando a una mujer del hombre, entre ambos está el muro del lenguaje. El amor es un elemento del lenguaje : hay solidaridad del muro con el amor. El amor opera entre mujer y hombre, y en cada mujer y en cada hombre; esa pared los articula y los separa de sus cuerpos.

Esos términos- mujer/hombre- no son naturales pertenecen el muro del lenguaje, esos términos posibilitan el amor, en ningún caso hay acceso directo a la condición corporal de esa pareja, esa es la condición humana. El fallo de la Corte toca, modifica, subvierte el hábito de la normalidad. El cuerpo de las identificaciones y las identificaciones de los cuerpos están construidos por los ladrillos del muro/amor del lenguaje.

François Timoleon de Choisy en Memorias del Abate de Choisy Vestido de mujer narra cómo con esas indumentarias él/ella/él (¿...?)iniciaba eróticamente a las jóvenes cuyas madres las entregaban al cuidado de tan adorable dama. Esas actividades eran posibles gracias al artificio que las organizaba, allí las etiquetas actuales no logran pegar su chicle.

Se dice que el fallo de la Corte reconoce de hecho que Siempre existió en todas las culturas la homosexualidad en Egipto, en Grecia, en Roma. Extraño no se incluye a las culturas mesoamericanas. Esa frase comparte su estructura con otra: Desde el inicio de la humanidad siempre existió la pareja heterosexual natural, consagrada a la reproducción. ¿Será así? Ambas nomenclaturas ¿Son eternas y naturales? En su horizonte esas afirmaciones parecen ser herederas de Y Dios los creó hombre y mujer. Veamos algunos detalles.


Bolívar Echeverría no dudo en articular ese tema con el barroco y el manierismo- incluyo allí el churrigueresco- lo hizo precisando el componente de vestimenta requerido como medio para acceder a lo natural (Cfr.: en http://bit.ly/bFoeUF ) Él confirmaba que se accede a lo natural por la vía artificial. El erotismo en las playas nudistas se revela cuando un cuerpo lleva en cualquier lado alguna vestimenta --un collar; una hoja...Bolívar Echeverría demostró que los objetos naturales son construcciones artificiales, uno por uno. Eso lo saben bien por experiencia las antropólogas, en el antro saben que el chiste está en mostrarse vestidas tomadas del tubo.

Jonathan Ned Katz escribió The invention of Heterosexuality (1996).En su primer capítulo da a conocer un tema: la genealogía de un concepto sobre el sexo; ese tema desestabiliza la dualidad heterosexual / homosexual. Él describe la desvirtuación producida por considerar una esencia homosexual eterna o de una heterosexualidad fuera del tiempo. Al seguir la historia del término heterosexual cierne cómo su significado ha producido cambios en la manera de concebir el amor y los ideales eróticos.


El autor subraya que las formas de encontrarse los cuerpos en la erótica, las maneras de acceder a la reproducción y a los placeres de la carne encuentran su lugar y están organizados de forma diferente en cada sociedad. No hay único curso natural.

Un botón de muestra: Cuando se habla de travestismo --llevar ropa de otro cuerpo- se deja en el olvido el deseo de cada quien de vestir al cuerpo que tiene, al vestirlo se lo traviste, sea o no travesti. Deseo explotado por la moda.

A fines del siglo XVIII y bien entrado el siglo XIX en Europa y en los EEUU el instinto sexual fue asimilado a la procreación: no había lo uno sin lo otro. Allí se forja el termino homosexual en 1869, esa fecha marca un antes sin homosexualidad y un después con ella. Heterosexual aparece en mayo de 1892- al menos en los EEUU-. Existe un antes sin ese término y un después con él. Esa dualidad no estaba desde siempre. El Dr. James G. Kiernan en mayo de 1892 alumbró el término heterosexual (en http://bit.ly/blklPL )

Esa ropa empleada en nuestras sociedades, esa vestidura empleada hoy por una mayoría de la ciudadanía; esa ropa fue definida como una perversión, ese doctor la clasificaba como siendo una de las múltiples manifestaciones anormales del apetito sexual. Se trataba de una perversión, era una anormalidad, según Kiernan, pues su objetivo era obtener placer sin buscar la reproducción. Está situación en los EEUU se prolongo hasta los años locos 1920. Y en el mundo mayoritario de los etiquetados como heterosexuales sigue constituyendo un peso sobre sus practicas.

En esos años las circunstancias invierten los papeles: los homosexuales pasan a ser considerados perversos anormales y los heterosexuales se quedan como normales. Señalo un detalle curioso: su calificación (perversas/ anormales) provenía de pacientes llamados fetichistas de las vestiduras (un pañuelo, un zapato, un brillo en la nariz,...)

El fallo de la Corte al dar lugar a los matrimonios y adopciones sin exclusiones no sólo otorga un derecho a las minorías sexuales (lesbianas, homos, trasvés, trans...) sino que modifica la vida erótica de la mayoría de quienes cargan las vestimentas normales (¿...?) de la heterosexualidad y de una sola forma normal de ejercer la maternidad y la paternidad. Se descubre un agujero opaco en la vida erótica y parental (desde las minorías hasta las mayorías); esa opacidad queda suprimida si se privilegia el debate con los funcionarios de la Iglesia pues ellos carecen de opacidad o así lo aparentan.



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Alberto Sladogna, aslamora@yahoo.com.mx

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