domingo, 6 de diciembre de 2015


Reacciones

                                                                                                No hay hechos, solo interpretaciones…(Nietzsche)

Fui al estreno de Kryptonita. Muy bien. Creo. Para el cine nacional es muy alentador que existan éstas películas. Tengo la opinión de alguien a quién le gustó mucho la novela de Oyola. No me decepcionó tanto como suele suceder cuando vas a ver la adaptación cinematográfica de una de una novela, particularmente de una obra tan inquietante como novedosa en este caso.

Creo que a grandes rasgos no escapa de ciertos lugares comunes de las películas argentinas cuando se meten en terreno desconocido, en personajes marginales con puteadas típicas y gestos muy sobreactuados como en la tele, pero de todos modos vale el riesgo.

Lo que más interrogantes me dejo fue la paradojal experiencia de asistir en la sala de cine con poquísimo público por suerte para mí, pero no todo siempre sale bien. En ese pequeño grupo de espectadores había algunos que sonreían y hasta se reían de escenas de lo que clara y evidentemente  eran situaciones dramáticas.

De ser así, (podría no ser así, podría haber sido que eran situaciones cómicas y divertidas y yo estaba leyendo drama donde no lo había, pero esta vez tengo certidumbre de no equivocarme tanto) ¿Dónde está el error si lo hay? ¿En el director? ¿En el público que está leyendo mal? Ya sé que estas preguntas están respondidas hace tiempo, pero no puedo dejar de sorprenderme y me interesa opinar de ésta película desde ese lugar.

Pensaba que quizás eso funciona como virtud en la película, en el sentido que presenta una novedad estética y narrativa en el habitual cine nacional, pero aun así esos espectadores encontraron lo que iban a buscar, algo de diversión. Lo que parece que ayuda a alimentar esta posición es la maquinaria del marketing de la película que pone en la mayoría de los afiches la imagen central de un guasón desaforado interpretado por Capusotto quien solo aparece lo justo y necesario. (Más o menos bien) es definitivamente un personaje secundario con una intervención importante, pero no más que eso.

Creo que casi todas las expectativas en la vida funcionan de ese modo. Siempre terminamos encontrando de algún modo lo que buscamos, pasa en la política, hoy de manera muy explícita, leemos, escuchamos e interpretamos según nuestras posibilidades y condiciones de clase e intereses, y en el amor funciona de un modo similar, algo se idealiza y todo se pone en marcha todo comienza a funcionar hasta que las cosas (a veces) no son como las deseamos o esperábamos.

Creo que lo leí en Lacan, (pero igual no importa tanto quién o si existió, pero la idea está muy bien para esta situación) que dijo al comenzar una charla o conferencia, ojalá los desilusione porque de  lo contrario, les habré dicho lo que vinieron a escuchar, es decir, ninguna novedad. Ya sabemos que eso garantiza la lógica mercantil.  Es riesgoso disponerse a lo nuevo siempre amenazado por el empuje a la nostalgia y la repetición.


Me fui del cine con algunas preguntas; ¿Por qué todavía hoy genera risa un travesti?, me refiero al hecho simple de su travestismo porque si la intención de la escena buscara la risa del espectador estaría muy bien.   ¿Por qué se reacciona con risitas cuando un travesti le habla con amor a un superhéroe en coma? ¿Por qué un beso entre un tavesti y un hetero genera reacción y comentarios (en voz alta)? Solo por mencionar algunas preguntas referidas a esa sola cuestión. Hubo muchas escenas dramáticas o al menos no graciosas en que cierto público reacciona con risas.




Creo que una de las mayores virtudes de kryptonita es ir contra de lo que se espera, contra del sentido común abriendo otros sentidos, que claramente no es para aquel  público que va a esperar diversión con gags que no están ahí pero sin embargo los ven y reaccionan.  O, lo que es probable con la misma proporción, es que yo vea drama donde no lo hay.   

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