miércoles, 6 de mayo de 2020

Asociación Libre

Una perspectiva -desde el insomnio- sobre los sueños en la vida modificada por el covid-19.



  
Su misión es incluso dar mucha mejor cuenta de las singularidades individuales que se “engancha” más intensamente a los resortes sociales y a las realidades históricas. (Félix Guattari. El inconsciente maquínico y la revolución molecular. Publicado en ¿Qué es la ecosofía? Pág. 146)   



Desde que comenzó esta experiencia de cuarentena a los profesionales de la salud mental nos han consultado (inmediatamente) por los efectos psicológicos que provoca o provocará en la vida subjetiva, en los vínculos, en los aprendizajes de los escolares, sin olvidar las innumerables consultas sobre consejos o tips para sobrellevar la convivencia de encierro no elegida del mejor modo posible.
Para casi todos esos aspectos solo tengo una respuesta, o varias en torno a la misma; No tengo idea. ¿Cómo vamos a tener respuestas sobre algo que es inédito, de un fenómeno que no tiene saber previo? Si existiera ese “saber especializado” de algo que es inédito cabe la pregunta; ¿Cómo se adquirió es saber?

Sobre todas las novedades en los modos cotidianos de sobrellevar esta experiencia atrajo mi atención un detalle casi lateral. Los sueños. En pocos días y de manera casi exponencial se empezó a hablar, escribir, y publicar sobre la modificación en el soñar, en los sueños, en las pesadillas recurrentes, en las modificaciones en la intensidad de los sueños; las lecturas más clínicas lo denominan “trastornos del sueño”.

Sueños por mail

En Twitter alguien pidió si podían enviarle (como colaboración anónima para una investigación) por mail el contenido de sus sueños. A partir de ahí comencé a prestar atención a esa situación. Amigos, conocidos, relatos en los medios, en las redes, varias notas en diarios importantes (1) en los pacientes del hospital, en las sesiones online, etc.  Algo se está moviendo y se está manifestando por ahí. Si como sostenía Félix Guattari; “…Los equipamientos colectivos, los medios de comunicación, la publicidad, no cesan de interferir con los niveles más íntimos de la vida subjetiva…” Es imposible que estas modificaciones no conmuevan la actividad onírica.         

Como una banda de Moebius la experiencia del sueño es singular y al mismo tiempo colectiva. ¿Cuánto de propio es el contenido del sueño de su soñador y; cuánto de lo colectivo es el contenido del mismo? El resto diurno que impulsa el sueño está del lado de lo colectivo en la vigilia, pero se enlaza en el armado del contenido en la otra escena con lo “reprimido” (en términos freudianos) del soñador.

Ya se sabe, entre los estados de vigila y sueño y sus diferentes momentos, existe esa zona imprecisa, es frontera difusa, de paso alucinado a veces. Sobre la opacidad de los bordes del sueño, Borges dijo en una entrevista que recordaba cuando era niño, allá por los 6 años, que siempre intentaba asistir a ese momento de paso de la vigila al sueño, pero siempre se quedaba dormido. (2)

Otra pieza bellísima del quizás más grande escritor que dio la lengua castellana es el cuento La espera. En ese cuento, sueño y vigilia se convierte en un bucle que desenlaza la trama. (Sí, es spoiler) Lo que sucede allí también graficaría esto que intento mostrar, la opacidad de esa frontera entre sueño y vigilia y fundamentalmente la verdad que allí se juega en esa otra escena y, sobre todo, la sensación de desconocimiento.      

Lo psíquico es el cuerpo

Siempre llamó mi atención esa distinción didáctica escolar que separa en esferas las instancias bio-psico-social. Me viene a la memoria este lugar común citado como mantra en las academias cuando leo “El malestar en la cultura” cuando Freud decía que distinguimos tres fuentes del sufrimiento; la fuerza de la naturaleza, el cuerpo y los otros. Bien. Freud lo escribió en 1930 y como gran escritor que era lo decía más bonito y con menos ingenuidad. ¿Cómo separan lo psi de lo bio? Lo psíquico es el cuerpo. ¿Y cómo separan el cuerpo de lo social? Igual por si les quedaba alguna duda esta idea cándida y naif el covid-19 y su efecto planetario puso a esas instancias en una coctelera.   

Saber por Iluminación

Para Freud una característica central del proceso del soñar es su fugacidad. A penas despertamos hacemos esfuerzos por reconstruir el contenido y se nos escapa irremediablemente, como le sucedió al teniente Dale Cooper en esa obra maestra que es Twink Peaks, a penas comenzada la serie, Cooper inicia su investigación y al poco tiempo se le parece Laura Palmer en sueños y le revela el nombre de su asesino (una verdad)

Cooper les anuncia a sus colaboradores que “ya sabe” quien es el asesino. Pero cuando sus ansiosos compañeros esperan el nombre, el poco ortodoxo detective, dice, lo olvidé. Esta forma de saber puede ser pensada como “Iluminación”, como una forma de saber que bordea lo real. Iluminación que se desvanece al despertar, mejor así diría cualquier analista, es decir, si no existiera esa separación/división con esa otra escena, ese otro mundo, la cosa sería al menos más compleja para nuestras humildes neurosis. Ese despertar perturbado, extraño, poco habitual, está siendo subrayado insistentemente en las crónicas de la pandemia. Descifrar esos indicios suele hacerse en ese dispositivo inventado por Freud.   

En el desencadenamiento del sueño participa un resto diurno, que podría ser cualquier estímulo que funcione del día inmediatamente anterior al dormir, ese resto, desencadena el soñar, en rigor, el contenido del sueño, que se liga a la vida anímica del soñador. Eso es lo singular de cada sueño. Nadie sueña el sueño de otro.

En este contexto descripto (hasta el hartazgo) de aislamiento, el repliegue del ruido del consumo y la circulación, es esperable que el contenido de los sueños se modifique, giren a una intensidad poco habitual, ya que, lo que se modifica en la experiencia (entre tantas cosas) es la relación espacio-tiempo, ese nudo se modifica, se mueve, se tensa, se desliza y es en ese devenir cotidiano que se gestan los restos diurnos.

Los tecnócratas de las lógicas de utilidad.

En una de las notas publicadas sobre este “trastorno del sueño” (3) a una neuróloga, le preguntan por Freud y el inc., y la respuesta obvia y esperable fue que no tenía validez científica. No señora, no la tiene. no la tuvo ni la tendrá porque la práctica analítica no es una ciencia. Y hace muchos, pero muchos años que eso no es una discusión seria. Es una práctica (no viene al caso aquí discutir su epistemología) eficaz como modo de ocuparse de sí. Un modo más. Entre tantos. De hecho, este mismísimo asunto que los tecnócratas expertos psi abordan como un problema, en la práctica analítica es un modo (más) de acceso a una verdad singular, todo lo contrario a un problema.  

Creo que no exagero si sostengo que le debemos la existencia del psicoanálisis a un sueño de Freud. “El sueño de la inyección de Irma”. (imaginemos por un instante si Freud hubiera seguido siendo como la neuróloga/científica citada más arriba. Hubiera interpretado ese sueño como de preocupación por el stress de un caso. Punto. fin) Bueno el mismo Freud le contó a su amigo Fliess en una carta que imaginó una placa conmemorativa en su casa con la siguiente leyenda “En esta casa, el 24 de julio de 1895, el secreto de los sueños le fue revelado al Dr. Sigmund Freud”  

Lógica paradojal de los sueños

En los sueños hay una verdad (inconsciente) que se juega, que es singular, propia en el sentido de única para cada quién, como escribió Fowill en su libro de sueños; La gran ventana de los sueños

“y tal vez sean una obra, Obra del sueño u obra del dueño, siempre será más original que cualquier intento de ficción. Cualquiera- y a mí me ha sucedido- puede volver a escribir o a reescribir una obra, pero nadie podrá resoñar tus sueños, ni soñar los suyos con tu propio estilo de soñar, o de escuchar tus sueños” (4)

Sueños que se construyen con la vida de cada uno, pero con el material de un colectivo. Como escribí al comienzo una lógica paradojal. Traigo otra vez a Guattari;
  
El inconsciente, insisto en esto, no es algo que se encuentra únicamente en uno mismo, una suerte de universo secreto. Es un nudo de interacciones maquínicas, a través del cual estamos articulados a todos los sistemas de potencia y a todas las formaciones de poder que nos rodean. (el subrayado es mío) Los procesos inconscientes no pueden por tanto ser analizados en términos de contenido específico, o en términos de sintaxis estructural, sino ante todo en términos de enunciación, de agenciamientos colectivos de enunciación…” (5) (pág. 150)

Freud sostenía que el sueño no era el guardián del dormir, sino del deseo de dormir. ¿Si los sueños se intensifican muestran un deseo de dormir? ¿Qué significa despertar?  Catherine Millot le preguntó a Lacan;

 “…el deseo de muerte, ¿debía ser situado del lado de dormir o del despertar? Esa pregunta le interesó lo suficiente como para responder después de un largo silencio, dice Millot. “Lacan respondió…la vida, dijo, es algo del todo imposible que puede soñar con el despertar absoluto. “el deseo de despertar no es más que el sueño de perderse en el saber absoluto, del cual no hay rastro” (6) 

De la misma anécdota, existe la versión de Jean Allouch que, al menos en la edición en español se lee la respuesta de Lacan así: “…nunca despertamos: los deseos mantienen los sueños; la muerte misma “es un sueño entre otros sueños que perpetúan la vida”; es un despertar que todavía participa del sueño…” (7) Si hubiera escrito que a esto lo escribió Borges sería fácil de creer.

Nos despertamos para seguir durmiendo de otro modo, no hay saber absoluto ni garantías de una identidad consolidada como dice el filósofo Juan Arnau (8) la identidad también es un sueño (que produce monstruos) y en la misma nota parafraseando a Spinoza dice; “No sabemos cuánto sabe un cuerpo, ¿Dónde empieza? ¿Dónde termina? No estamos donde creemos que estamos. Ni siquiera en el tiempo en el que creemos que estamos. Lo vivo está vivo precisamente gracias a la apertura de sus contornos”.



Epílogo

¿Por qué linkear con el arte, o buscar alguna pista, algún hilo de esta trama de lo que sucede en los sueños, en la ficción? Bueno, primero porque soy Freudiano y el mismísimo maestro vienés sostuvo que el arte se anticipa, contra ese genio debemos deponer las armas. Kafka fue uno de esos. Félix Guattari tiene un trabajo al respecto, “Sesenta y cinco sueños de Kafka (9)
Piglia decía sobre Kafka;

“… Kafka hace en su ficción. Antes que Hitler, lo que Hitler dijo que iba a hacer. Sus textos son la anticipación de lo que veía como posible en las palabras perversas de ese Adolf, payaso, profeta que anunciaba, en una especie de sopor letárgico, un futuro de una maldad geométrica…ni el mismo Hitler, estoy seguro, creía en 1909 que eso fuera posible. Pero Kafka sí, Kafka, Renzi, dijo Tardewski sabe oír. Estaba atento al murmullo enfermizo de la historia…” (Piglia. Respiración artificial) (10)    

Kafka escribió un relato (inconcluso) hacia el final de su vida, el relato lleva por título “La construcción”, la traducción al español es La madriguera. (11) donde una especie de topo construye una obra para protegerse y encontrar la tierra prometida de la seguridad. Es un relato paranoico que muestra cómo mientras más a resguardo en su interior el personaje/animal va construyendo una compleja y laberíntica construcción se enfrenta a sus pensamientos y fantasías. ¿Qué otra cosa es el sufrimiento psíquico sino el padecer de los pensamientos? La famosa maquinita.  

Piglia a través de su alter ego Renzi en Respiración artificial dijo que Kafka estaba atento al murmullo enfermizo de la historia. Rumor enfermizo, ¿cuánto hay de esto en este momento extraño al que estamos asistiendo? También se está constatando que en este repliegue (como el topo del cuento de Kafka) aumentó el consumo de alcohol. Entonces pongo un disco de Invisible y como esto es una asociación libre (que nunca lo es tal) se escucha; “que ni los sueños se cobijan del rumor” así parece, los sueños no son un cobijo del murmullo incesante. Habrá que seguir inventando, como lo pensaba Deleuze a la función del arte, como resistencia. Los sueños nos irán indicando algo en los modos de vida de cada quién que se aventure a esa experiencia, a confiar en lo más singular que tenemos de las experiencias colectivas. La práctica analítica está más cerca del arte (por suerte) que de la ciencia (psicopatológica)psi. Habrá que seguir apelando al arte como una de las salidas posibles a las lógicas que nos trajeron hasta este escenario, aunque tenga todos mis motivos para ser pesimista. Y Dejemos acá porque “ya se ven los tigres en la lluvia”.

 A la memoria de Sigmund Freud en el 164 aniversario de su nacimiento (06-05-1856 23-09-1939)

Bibliografía.
1)   ¿Por qué las pesadillas aumentan durante el encierro? (Página 12 02/05/2020.) Alteraciones. Coronavirus en Argentina: tres sueños por noche, un extraño efecto de la pandemia en el modo en que dormimos. (Clarín 02/05/2020.) Las pesadillas y el insomnio se disparan durante la cuarentena. (XL Semanal 03/05/2020. Semanario español.)
2)   Jorge Luis Borges. Textos recobrados. O.C.
3)   Coronavirus en Argentina: tres sueños por noche, un extraño efecto de la pandemia en el modo en que dormimos. (Clarín 02/05/2020.)
4)   Rodolfo Fowill. La gran ventana de los sueños. Ed. Alfaguara.
5)   Félix Guattari. ¿Qué es la Ecosofía? Pág. 150. Ed, Cactus.
6)   Catherine Millot. La Vida con Lacan. Pág. 69. Ed Net.
7)   Jean Allouch. No hay relación Heterosexual. Pág. 151. Ed. Literales.
8)   Juan Arnau. Entrevista. 14/05/19. Ideas. Diario El País.
9)   Félix Guattari. Sesenta y cinco sueños de Kafka. Ed. Nueva Visión.
10)  Ricardo Piglia. Respiración artificial. Pág.196 Ed Sudamericana.
11)  Frank Kafka. La madriguera. Ed. La compañía.


       

   
    

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